Una de las formas más directas para bajar de peso es reducir la ingesta de calorías o seguir una dieta hipocalórica, donde la premisa es que vamos a consumir menos calorías de lo que nuestro cuerpo necesita, por consiguiente nuestro cuerpo empezará a usar las reservas de grasa para complementar sus funciones y de esta forma adelgazar. La idea es ingerir alimentos sanos, con altos contenidos proteicos y bajos niveles de grasa y carbohidratos.
Las dietas hipocalóricas se basan en comer ciertos tipos de alimentos, en cantidades reducidas y preparándolos con un modo de cocción saludable, sin aceite, a la plancha, en el horno, a la parrilla, hervido, etc. En otras palabras, comer alimentos nutritivamente densos que contengan pocas calorías.
Hay regímenes de carácter hipocalórico que apuntan a una baja drástica del peso de la persona, aportando entre 800 y 1200 calorías diarias, perdiendo desde un kilo por día hasta 10 en un plazo de dos semanas. Este tipo de dietas extremas no es recomendable debido a que nuestro cuerpo tiende a compensar la gran deficiencia de calorías, aletargando nuestras funciones y volviendo nuestro metabolismo mucho más lento. A la larga, esto causa que ganemos mucho más peso del que perdimos durante la fase hipocalórica.

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